domingo, 14 de febrero de 2010

Les deseo a todos un sangriento Valentín

Hoy en este día diseñado por las grandes industrias que controlan los medios de comunicación y nuestras mentes para hacernos creer que en este día es necesario demostrarles nuestro amor a esos a quienes consideramos nuestros seres queridos comprándoles estupideces como dulces, bombones, peluches o ridículos globos de aire helio todo por que hoy según estas empresas es día de san Valentín eso claro esto si eres creyente de alguna religión judeocristiana por que de lo contrario esta fiesta para ti no tiene ni una valides al igual que para mi aun que lo malo de esto es que muchas de nuestras amistades si creen en esto lo que no pone en la difícil situación de tener que usar la empatía con estos nuestros queridos amigos así que con esto nos vemos implicados en la celebración maquiavélica de este día aun que en lo personal procuro dejar en claro a las personas que quiero ese echo todo el año para no tener que ser falso y solo quererlas un día como este solo por que esta de moda aun así ya empapado con toda la lluvia publicitaria y de lavado cerebral creo que yo quisiera contar con la compañía de cierta persona que me ase sentir mas feliz que todos los chocolates y peluches de la tierra y que como es claro no podre contar con su presencia en un buen tiempo al menos no físicamente.
Dejando toda la palabrería inútil el sentido de real de este post es que de lo malo de este día se pude sacar algo bueno si así es y es fácil saber que es lo único bueno de esta fecha pues esta es la que dio el gancho perfecto para que se pudiera filmar una gran película de slashers haya por los 80 en el lejano Canadá y que por cierto recibió un mal ideado remake en 3D en el 2009 hablo de la querida.

My bloody Valentine



Lógico es que yo sienta un afecto nostálgico hacia varios de los slashers que aparecieron haya por el final de los 70 y principio de los 80 los cuales yo pude disfrutar asta a mediados de los 90 bajo la gigantesca sombra de la espectacular y la que yo creo que es la primera película de slashers The Texas Chain Saw de 1974 para pasar después con las aventuras de el hijo de el SR. Carpenter con Halloween (1978) la cual abre e camino para la muy genial Viernes 13 (1980). Aun que es claro que todo esto fue el pilar de entrada para las cientos de películas de según sus directores slashers que vieron la luz en los 80 Sin embargo, cuando se observa dicho fenómeno con cierta perspectiva, es inevitable darse cuenta de que la mayoría de estas producciones no pasaban de ser meros clones mal diseñados del primer gran éxito de John Carpenter; el sub-género de asesinos dementes o sobrenaturales trajo en general películas bastante pobres que muy a menudo se valían de recursos muy baratos que hoy en día serían imperdonables. Más allá del efecto puramente nostálgico, si alguna de estas películas es recordada hoy en día es (o al menos debería serlo) por tener algo especial. La cinta canadiense My Bloody Valentine de 1981 es uno de esos ejemplos de slashers eficientes, no tan nefastos como la gran mayoría y con un par de cosas a su favor.
En esta cinta participa del ya hoy famoso recurso de ambientar las matanzas del asesino en una festividad específica (en este caso el Día de San Valentín) y su desarrollo es bastante obvio, si bien con algunas ligeras diferencias interesantes. La película, para empezar, cambia la tradición de que los personajes sean calenturientos adolecentes por un elenco de jóvenes adultos calenturientos y pueblerinos en un ambiente bastante logrado. Los integrantes del elenco realmente se sienten y ven como gente de pueblo, y para variar la película está siguiendo la historia de un argumento muy interesante y no es simplemente una colección de escenas violentas entrelazadas con diálogos. Realmente hay una historia detrás de lo que ocurre y es algo que se agradece. Al igual que en la mayoría de este tipo de película, casi todas las muertes y final ocurren en una misma noche, cuando el silencioso asesino vestido de minero y con un pico al hombro que se dedica a despachar a todos aquellos que cometen el error de celebrar el día de los enamorados. Los personajes cosa rara en este tipo de producciones son agradables y tienen un carisma más allá de servir de mero entremés para el hambre de escenas sangrientas del público. La cúspide de la película las escenas que transcurren en la mina está muy bien realizadas, y es de hecho una de las mejores secuencias de la película al mantenerse dentro de los límites de lo verosímil: aquí los personajes no se enfrentan al asesino más que lo estrictamente necesario para poder huir. La revelación final, si bien un tanto predecible y algo demencial es al menos lo suficientemente discreta para no cambiar demasiado la imagen de la película que incluso se permite el lujo de dejar abierta la posibilidad de una continuación que por supuesto nunca llegó. Pero no seria una mala idea de que regresara el minero manco a volver a sacar corazones humanos y empaquetarlos en cajas de bombones
Su principal inconveniente, sin embargo, tiene que ver con un problema común en la mayoría de estos productos durante dicha década de los 80, y es que el sistema de censura realizó severos cortes a la película omitiendo la mayoría de las escenas de violencia que mostraban, entre otras cosas, el sobresaliente trabajo del creador de efectos especiales Tom Hoerber, sin los cuales la cinta pierde gran parte de su fuerza y se convierte en un ejemplar un tanto vulgar y mal logrado. De haber lanzado la película tal como se había realizado, hubiese tenido un impacto mucho mayor y sería recordada hoy en día como un clásico entre los relatos de carniceros de esta década en particular.
Por fortuna, el reciente remake en 3-D que se ha hecho de esta película trajo la feliz consecuencia de que Lionsgate adquiriera los derechos de la original y sacara una edición "Unrated" en la que recupera todas las grandes escenas gore que originalmente tuvieron que ser eliminadas para su lanzamiento. Esta edición, en el caso de que podáis haceros con ella, es absolutamente recomendable y eleva My Bloody Valentine a la categoría de uno de los pocos slashers ochenteros fuera de las sagas más populares (es decir, aquellas con máscara de hockey o guante de cuchillas) que realmente valen la pena.






















MacbeTH

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